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jueves, 30 de diciembre de 2010

Año Nuevo en septiembre


Año Nuevo. Que más da que estemos en septiembre.
Hoy me he preparado unos macarrones “arrabiata”, me he pasado con la guindilla. Le echaré la culpa a eso. Y eso me hace pensar en perversas ideas y también me pone en la situación que estoy. Resaca, borrachera que todavía dura, digestión, aunque todavía este masticando, nuevas sensaciones, etc…

He comenzado el lunes un nuevo trabajo, que no tiene nada que ver con lo que he hecho durante toda mi vida. Hasta en eso, las cosas cambian. Me siento extraño, no tengo presión y la estoy echando a faltar. No hay un montón de gente esperando que tome decisiones, organice y dirija. Hasta mi nuevo jefe me manda a fumar un cigarrillo y que me tome las cosas con calma. Es lo que buscaba, me da tiempo para mi y para aquellos a quien quiero.

Esta mañana he leido un post en un blog. Precioso, breve pero intenso. Me ha hecho pensar en mi celebración de año nuevo. La protagonista narraba el reencuentro entre ella y su Amo, tras dos largos meses sin verse. Ilusión, complicidad, …..Algo maravilloso.

Mi casa está patas arriba, todavía no se ubican muchas cosas de las que me han acompañado en este particular cambio de año. Y muchas de esas cosas, no quieren volver a su sitio. Y alguna de las que no has participado, protesta.
Y no paran de gritar y recordarme todo lo vivido. Ya nada será igual.

Ya se, estoy disperso. La verdad es que tengo todas las cosas muy claras, lo difícil es escribirlas de forma que los demás me entendáis. Y quizás, es que todavía no he despertado, ni quiera despertar.

Carpe diem. Me han dicho muchas veces. Muy bonito ciertamente, pero nunca suficiente. Porque en la vida hay muchos momentos. Unos surgen porque si, cuando menos te lo esperas. Pero otros, implican saltar al vacío, desafiar todo lo imaginable y , a veces, solo a veces ese salto al vacío es maravilloso. Y te sumerges en otra vida y te llena y sientes que la llenas. Entonces se producen momentos mágicos, que solo se producen porque has dado ese salto y estas allí. Y entonces, para mi cuesta dar marcha atrás, ya estoy nadando, ya he sacado la espada y el hacha, y estoy dispuesto a luchar por ese sentimiento. Forma parte de mi, y es algo que no deseo cambiar. Luchar por vivir nuevos momentos, sentir esa ilusión que no tenía. Desear ver nuevamente esos ojos brillantes, esa piel cálida que se pega a la mía, que la contagia y saca de ella música.

Y entonces se produce ese otro cambio en mí. El ilusionado, deja paso al analista. Cada uno tiene su función. Y esta, no es de quitar la ilusión, sino de encontrar las soluciones para que se haga posible. Si no tienes la solución al problema es que formas parte de el.

Y mi parte analítica, esa capaz de tomar decisiones rapidamente, trabaja a destajo, para perfilar las soluciones y encima riéndose, porque lo más difícil, dar ese salto al vacío, se hizo sin escuchar esa parte. Lo que queda debería ser fácil.

Pero nunca lo es, porque en estos casos siempre es cosa de dos. Pero la ilusión y la esperanza son difíciles de matar. Y eso que yo he pasado muchos años matando mariposas.

Ya pasé dos noches con pesadillas. Esta noche pasada no. El sueño fue delicioso. Ahora solo queda hacerlo real.

Un  brindis por el nuevo año, que empieza todos los días. Y disculpadme mi dispersión a la hora de escribir. Dentro de mi todo esta muy claro.

Lord Wunjo.

Publicado el 3 de septiembre de 2008 en mi blog de someteme.

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