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jueves, 30 de diciembre de 2010

Domingo de Resurrección 2010.


Domingo de Resurrección.
Todavía cansado del Viernes Santo. Tras sábado de relajación y lectura; de leer, entre otras cosas, unos posts en esta página sobre Semana Santa y BDSM; de leer poesías que ya tenía olvidadas; de recordar, de sentir; de pensar con la mente embotada.
El Viernes Santo fue como otros tantos. La tensa espera durante el día y la emoción y el esfuerzo de la noche. Y llegado el momento portar el Paso en Procesión. En esos momentos, cuando sientes a tu lado otros cuerpos que están realizando el mismo esfuerzo, en aras de una labor conjunta, me siento más solo y a la vez más acompañado que nunca. En mi cerebro y en mi corazón bullen imágenes, voces, sentimientos. Mis seres más queridos, están conmigo, aunque no estén físicamente presentes. Y esa extraña devoción, que no se puede explicar, simplemente se siente o no se siente.
Cuando la procesión acaba, llega una cansada paz, el hambre y la sed, ganas de compañía, aunque no hablemos mucho, y de reponer fuerzas juntos.
Dormir y levantarme abotargado, tener la sensación de no estar despierto en todo el día. Me entretengo curioseando por internet y leyendo. Hay veces que lecturas inesperadas me llevan a extraños pensamientos.
Similitud entre Semana Santa y BDSM.
¡¡ Pero esto ¿qué es?!! Leo y releo. Lo copio en Word. Releo. Pienso.
Mundos equidistantes, mundos distintos. No se parecen en nada y son iguales en todo. Eternas contradicciones que no se acabarán nunca, porque son infinitas, incansables, insaciables. Son la vida misma.
Semana Santa de capas, de caperuzas, de cirios, de cadenas, de pasos llevados a hombros, de imágenes que representan lo irrepresentable, de fervor, de oraciones, de promesas. Dolor y alegría. Devoción. Sudor de costalero. Lágrimas de emoción.
BDSM de cuero, de fustas, látigos, pinzas, velas, cadenas, cuerdas. Dolor y placer. Sexo. Amor. Complicidad.
Semana Santa, anual recuerdo de Jesús entregándose para limpiar los pecados de los hombres, haciendo el mayor sacrificio por Amor a la Humanidad, seguramente no merecedora de él. Entrega. Muerte. Vida. Amor.

BDSM, de diario, de Entrega mutua, de comunicación, confianza, respeto. Mundos personales unidos.
Semana Santa de Mística, de Fe en lo que no se ve, pero se siente.
BDSM de placeres carnales y sentimientos intensos. Lo humano al límite. Lo que se ve y se siente. Lo que no se ve, pero se palpa.
Mundos que viven en líneas paralelas, que nunca se tocan, pero que a veces se rozan y en otras son infinitamente lejanas. Lo que se toca, la que se siente, lo que emociona.
Tan distintos.
Semana Santa de creyentes, de Fe. Creo en Dios, en Jesús, en pasos de Semana Santa. Semana Santa de Una palabra tuya bastará para sanarme, de dar de comer al hambriento y de beber al sediento. Y no creo, desengañado, en la Iglesia que dice que le representa y esconde los pecados de sus amigos.
BDSM de Amor, de complicidad, de sueños realizados y otros por realizar. Creo en Ti, creo en Mí, en nosotros. Confío en mi María Magdalena. En la Entrega. En otros como Nosotros. Y no creo, desengañado,…mejor me callo.
Entonces, recuerdo. Vuelvo a una adolescencia ya lejana, a unas aulas casi olvidadas. Busco. Releo. Antiguos versos.
Vuestra soy, pues me criaste,
vuestra, pues me redimiste,
vuestra, pues que me sufriste,
vuestra, pues que me llamaste,
vuestra porque me esperaste,
vuestra, pues no me perdí:
¿qué mandáis hacer de mí?
Y después de releer a Santa Teresa, mejor me voy a dormir. Ya he pensado demasiado. Ya he dicho demasiado. O quizá todavía me quede algo por decir. Y no es mío.
Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego.
PD. Llega un poco tarde de fecha, lo tendría que haber revisado y corregido, pero lo cuelgo cuando he tenido ocasión y tal como se escribió en un momento determinado.

Publicado el 9 de abril de 2010 en mi blog de someteme.

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