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jueves, 30 de diciembre de 2010

El cuento reescrito de la Bella y la Bestia.


El cuento reescrito de la Bella y la Bestia.
 
Hola a todos. Hoy os voy a contar una versión que he escrito sobre el cuento de la Bella y la Bestia. Espero que os guste y os divirtáis leyéndola… aunque seguramente me salga un gran ladrillo.

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En un reino escondido y muy peculiar vivía la Bestia en su solitario castillo, rodeado de viejos recuerdos y fantasmas, ya antiguos, que acompañaban su existencia.

Y en ese mismo reino vivía también una joven princesa: la Bella de este cuento. Ella tenía una vida social muy ajetreada.

Pero, volvamos a la Bestia. Ya hacía un tiempo que andaba saliendo, de vez en cuando, de su castillo. Y en su deambular por ciertos parajes del reino encontró un lugar donde se encontraba a gusto. Y se habituó a visitarlo.
Poco a poco, fue encontrando quien se sentaba alguna vez a su mesa, a escuchar sus viejas historias, a reír con un humor que ni él se daba cuenta que recuperaba. No hacía mucho ruido, por no llamar la atención, aunque algunos de los habitantes del reino se acercaron al recordar quién había sido. Antiguas amistades que respetaron, en todo momento, su silencio.

Pero, un día, un comentario le trajo amargos recuerdos y, sin poder remediarlo, explotó. Su voz sonó bajita, en un susurro, pero un mago de los que habitaban en el reino la escuchó e hizo que sonase el eco de lo que había dicho.

Y ese eco llegó a nuestra princesa, a nuestra Bella. Su corazón se emocionó y la guió a sentarse en la mesa de nuestra Bestia.

Al principio, fue sólo una charla, que pudo acabarse en un suspiro.
Pero no fue así: la Bella acudía puntual a su cita con la Bestia, y le contaba cuentos y poemas que ella escuchaba con gran placer. Él narraba viejas historias que, poco a poco, fueron tornándose divertidas.

La Bella era joven y estaba descubriendo los secretos que escondía el recóndito reino. A veces, muy pocas, se encontraba perdida. Y la Bestia descubrió con sorpresa que, cuando sentía que ella estaba perdida, corría en su búsqueda para estar a su lado. El antiguo Dragón, sin darse cuenta, volvía a proteger a una princesa. No se daba cuenta, todavía, de que quería cuidar de su princesa.

Estallaron las tormentas y la mar se movió embravecida. La princesa lloró mientras la bestia soportaba la impotencia de no poder correr en su ayuda.
Entonces, él se hizo consciente de que la amaba, por encima de cualquier otra cosa. Y, como por arte de magia, (porque en esa magia han intervenido ciertos magos, amigos, mentores y protectores de la Bella) ella acudió a él. Y él la arropó entre sus brazos, la recostó en su pecho y le susurró cariñosas palabras.

La magia se transformó y convirtió en Amor y Entrega.

Al principio, sólo los magos y las hadas, buenos y amigos, sabían que la Bella, se había mudado al castillo de la Bestia.
Despacio, sin prisas, la noticia fue recorriendo el reino, hasta que fue por todos conocida.

Ellos son felices, y comparten su alegría.
Ella sigue visitando a todos sus amigos y amigas.
Él continúa en su castillo, que ya se ha transformado en un lugar agradable de encuentros con aquellos que lo visitan.
Ambos crecen día a día. Ambos disfrutan de esa nueva alegría de vivir en plural.

La Bestia se siente feliz de conocer a los amigos de su Bella, caballeros, magos y alguna que otra princesa. También disfruta de presentarle a emperatrices y nobles de lugares olvidados del reino.
Y también retoma el diálogo con antiguos camaradas de guerras ya olvidadas.

Pero, en todo historia siempre hay algún punto negro: un brujo malvado, acudió a la Bestia con la intención de sacar lo peor de él. Le comentó si no le parecería más lógico encerrar a su princesa y no dejarla continuar con su vida habitual.
La Bestia se quedó un rato en silencio, meditando su respuesta. Y después se la explicó: “Ella llegó al mi corazón siendo la que es. Ella me ha transformado de un anciano a un joven con renovadas ganas de vivir. Sería absurdo perder eso. Quiero que ella continúe siendo la que es, y que crezcamos juntos con nuevas experiencias. Confía plenamente en ella. Y aunque, a veces, algunas cosas no me gusten o me hagan enfadar, son las lógicas y necesarias en cualquier relación de pareja, porque, también yo, a veces, me equivoco y obro de forma que le produce dolor a ella. Un dolor en el corazón, cuando ella siente que, aunque esté a su lado, me voy a algún lugar muy perdido y muy alejado”.

Y la Bestia despidió al Brujo deseándole una buena travesía y que sus caminos no volvieran jamás a cruzarse.

La Bella y la Bestia fueron felices y comieron perdices.

Y colorín, colorado… este cuento se ha acabado.

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Bueno, hasta aquí llegó el cuento reescrito de la Bella y la Bestia. Dejo a vuestra imaginación si cualquier parecido con la realidad es o no coincidencia. Dejo a vuestro libre albedrío poner nombre a los magos, hadas, caballeros, emperatrices, etc…del cuento.

Y una recomendación: la verdad, muchas veces, está en los cuentos infantiles porqué allí comienza nuestra preparación para ser lo que seremos cuando ya no seamos niños.

Y siempre hay que mostrar el agradecimiento a quien, de una forma u otra, ha sido parte de la historia, aunque no lo sepan e incluso aunque no nos conozcan:
- Al Merlín curioso, ávido siempre de nuevos conocimientos.
- Al Caballero de las montañas nevadas y su Dama.
- Al Señor de los vinos de mi otra tierra, allá en el sur.
- Al Brujo de los sonidos musicales, que puso notas al primer baile.
- A la Emperatriz de Gaudí y del blanco, allá donde la fiesta se funde con el Mediterráneo.
- A la Reina de las Dos Lunas y el elixir verde.
- Al Cazador y Maestro Domador del caballo de bastos.
- Al Hechicero que hizo resonar el eco de la voz dormida.
- A mi Hada de la tacita y las flores sonrientes.
- A la Dama de los sueños olvidados.
- Al Hidalgo norteño, conquistando la tierra de los aztecas.
- Al Dueño de las palabras entre las brumas, escritas en un acto o en caracteres orientales.
- A la Flor Oscura de Ultramar.
- A la Cronista del Norte.
- A la Traductora de la Vieja Escuela, donde lenguas olvidadas cobran vida.
- Al Rey del Reino y su corte de Consejeros.

Y, por supuesto, aunque es muy posible que ninguno de ellos lo lea nunca:
- Al espigado Escudero de la Bella y de su Tesoro.
- A la Señora de Samhain, protectora contra el mal y sabia consejera.
- Al Posadero alegre, instigador de viajes que llevan a la felicidad.
- A la pareja de Elfos perdidos en la montaña norteña.
- A la dulce y especial Amiga de la Bella.
- A las Damas del Trébol y San Patricio.

Muchas gracias a todos aquellos que nombro y a los que no lo hago porque todo el mundo tiene su parte en esta historia, porque sin el Reino entero, esta historia no existiría.

Gracias, princesa.

Lord Wunjo*sherezade1001*

Publicado el 11 de noviembre de 2008 en mi blog de someteme.


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