Como se ha abierto un hilo de anécdotas, me apetece contaros una que la pongo aquí porque es algo larga.
Hace ya bastantes años, sonó el teléfono a las tres de la mañana. Totalmente adormilado, los descolgué y escuche al otro lado de la linea, la voz del conserje de noche, que me decía que fuese corriendo al hotel, que se estaba escuchando unos gritos horripilantes y música a todo volumen de una de las habitaciones.
Un montón de clientes estaban levantados y quejandose y todo intento de que abriesen la puerta de donde provenía tal estruendo era inútil. Y me dio los detalles de la pareja que se alojaba en dicha habitación y que había llegado esa misma tarde.
Desperté como pude a la chica que dormía a mi lado, que en aquel entonces era mi pareja, mi sumisa y además la guia del touroperador que traía a esa parejita.
Nos montamos en el coche y nos dirigimos al hotel. Cuando llegamos, era un espectáculo de gente en paños menores, todavía no había aire acondicionado y se dormía con las ventanas abiertas. Para más INRI, la pareja de la Guardia Civil, haciendo su patrulla, se había parado al ver el bullicio anormal a esas horas. No os daré detalles de la estructura del hotel, pero la habitación de los susodichos, daba a la calle.
Nos dirigimos en procesión hacia la puerta y con mi llave maestra, todavía no habia cerraduras de tarjeta, abrí la puerta.
Que espectáculo!!! El, desnudo, atado en cruz a la cama y ella, bien clavada sobre el, mientras derramaba cera sobre su pecho. Y los dos gritando, por encima del volumen de la musica. Y por toda la habitación esparcidos un montón de juguetes de esos que tanto nos gustan. La parejita venía bien equipada, pero se les había olvidado una mordaza.
Mi chica y yo, nos miramos, y soltamos una carcajada, que sorprendió a todos y en especial a la pareja, que entonces se percató de nuestra presencia y todos los que había detrás nuestro. Y pusieron carita de “esto no es lo que parece”. Y los de detrás, de “pero, esto que es”.
Ahí ya, nosotros dos, nos moríamos, pero recuperamos rápidamente nuestra dignidad profesional y mientras ella se quedaba a charlar con ellos y echarles la bronca, yo me llevé a todo el mundo a dormir y a tomar un cafetito con la Guardia Civil, que menos mal se fiaba de mi y se marcharon rápido. Después volví a la habitación y cuando entré, mi sumi y yo, nos volvimos a partir de risa, pasando un rato, sin ser capaces de decir nada a la estupefacta y sorprendida pareja, que no entendía nuestra reacción. Cuando por fin, nos calmamos, les explicamos que al día siguiente los sacaríamos del hotel y los llevaríamos a un chalecito, de los que usábamos, cuando teníamos overbooking, pero que hasta entonces, se portasen discretamente. Nos lo juraron hasta en arameo. De ahí fuimos al despacho, descojonados de risa y arreglamos el cambio, para el día siguiente,
En el coche, continuábamos con la risa y cuando llegamos a casa, ya tan desvelados, decidimos ponernos en faena. Lo que pasó esa noche rompería todos vuestros esquemas, porque hubo BDSM, sexo, y sobre todo muchas, muchas, risas, No éramos capaces de contenernos, y cada vez que uno hablaba era para imitar a uno de los componentes de la parejita. No creo que vuelva a vivir una sesión de este estilo, que supongo haría poner el grito en el cielo a los más ortodoxos y serios de este mundo
Ya se que es algo cruel, reírse de quien pasó por esa situación, pero nos hizo vivir una experiencia irrepetible, y que todavía hoy me hace reir.
Pasadlo bien y reiros mucho.
Publicado el 28 de julio de 2008 en mi blog de someteme.
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